10.1.08

Crónica autobiográfica, ligeramente adapatada, para documental hogareño que nunca filmé.

Un hombre entra a su casa con una bolsa de nylon...se la ve liviana. (todo es visto desde el punto de vista de un gato).

Camina hasta la cocina y apoya la bolsa sobre la mesada.

Abre la bolsa: sal. Un paquete de sal. Nada más que sal.

El gato maúlla pidiendo comida.

El hombre abre una alacena y saca una bolsa de alimento balanceado para gatos.

Intenta vaciarla sobre el plato del animal, pero solo sale polvillo.

Murmura algo y se mete en el interior de la casa.

El gato se queda mirando el plato vacío.

Luego mira hacia el jardín.

En el jardín, metido entre la copa de un  árbol, parado en una rama, un pajarito.

El pajarito recorre el patio con su mirada.

En el patio una babosa.

El pajarito vuela y se para a un metro de la babosa.

El pajarito se acerca a la babosa.

El gato entra en cuadro y atrapa al pajarito.

La babosa se queda mirando como el gato come al pajarito.

Entra a cuadro un niño con el paquete de sal que había en la bolsa.

El niño vierte la sal sobre el cuerpo de la babosa.

El gato escupe las últimas plumas y se recuesta a la sombra.

El hombre sale al patio y se acuesta al sol.

El niño llama al padre para mostrarle su hazaña.

La sal quema el cuerpo de la babosa.

El sol, el rostro del hombre.